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Posts Tagged ‘Holocaust Movie’

Uno de mis compañeros de clase de guionismo está escribiendo un guión sobre el holocausto. En él, mi amigo (que permanecerá en el anonimato) cuenta la historia de un judío del ghetto de Varsovia que decide irse undercover con los nazis para salvar la vida de su familia. Sobra decir que en el transcurso de la película el personaje sufre lo intolerable: ve como un par de soldados nazis asesinan a una niña de cinco años escondida en un tapanco, la boda de su amigo es interrumpida por un batallón nazi que viola y mata a la novia y, para acabarla de fregar, un comandante enemigo le pide que sea su esclavo sexual tras enterarse que es judío.

                En sí, el guión está bien escrito. La historia se mueve rápido y, quizás porque imaginar actos de crueldad es relativamente sencillo, jamás pierde la capacidad de sorprender. En clase la discutimos como si fuera cualquier otra historia. Hablamos en términos dramáticos: deberías arreglar esto, la motivación de este personaje no es clara, el conflicto se diluye en esta secuencia, no entendemos la necesidad de esta escena, etcétera y demás. Sin embargo, llevo un rato sintiéndome incómodo en el proceso.

                Desde el punto de vista de un escritor que busca ganarse la vida (versus el de un artista) entiendo el deseo de escribir una película sobre el holocausto. El tema vende. Atrás quedó la época en la que un holocaust movie era un evento. Había algo necesario, casi valiente, en esas primeras películas. Schindler´s List parecía más que una cinta de Spielberg. Para la comunidad judía Ashkenazi, verla era prácticamente obligatorio. Y dicha obligación era todo menos un secreto a voces. Vaya, hasta Seinfeld se burló de la necesidad, quizás morbosa, de peregrinar a las salas para ver a Liam Neeson salvar a un puñado de judíos.

                Y aunque nadie lo dijo en ese entonces, yo –que vengo de una familia judía Ashkenazi- intuí que Schindler´s List era un evento irrepetible. Spielberg se había atrevido a contar una historia que necesitaba contarse, pero la singularidad de su película le daba contundencia. Nadie lo dijo, pero quedaba claro: hacer más de una o dos películas diluiría el impacto, la brutalidad de los campos de concentración.

                Quince años después. Ha pasado lo segundo. El holocaust movie es un género en sí mismo, como Comedia, Drama o Ciencia Ficción. Solamente en un par de años he visto The Reader, The Black Book y The Counterfeiters (por no mencionar las que no he visto, que deben ser decenas). Y, para ser sincero, cada que salgo de ver una de estas películas (aunque sea una tan buena como The Counterfeiters) no sólo no siento que sé más acerca de lo que ocurrió en la Segunda Guerra Mundial: siento que sé menos, que olvidé cosas en el proceso, que las imágenes reales, insoslayables, que he visto en libros han sido suplantadas por los rostros compungidos de un histrión. Es, de alguna manera, similar a lo que ocurre con los biopics: uno piensa en Eva Perón y no piensa en Eva Perón, piensa en Madonna.

                El problema es que una cosa es Eva Perón (por poner un ejemplo burdísimo) y otra cosa es el holocausto. De todo lo que el hombre ha hecho a través de los siglos, nada merece mayor respeto. La pregunta es, ¿cómo respetarlo?

                Sobra decir que olvidarlo no es respetarlo. Es obligatorio guardarlo en algún rincón de nuestro disco duro, en gran medida porque el que olvida repite y el que recuerda previene (principio básico, no sólo de los seres humanos, sino de cualquier ser vivo: si no, ¿cómo sabríamos que un cerillo quema?). Mi intuición me dice que la mejor manera de respetarlo es recordándolo en silencio, no recreándolo; y mucho menos recreándolo con fines de lucro: y el 100% del cine norteamericano está hecho, de una u otra manera, para ganar dinero.

                La única excepción son los documentales. El documental The Last Days, en el que seguimos a un puñado de sobrevivientes de campos de concentración mientras recuerdan su estadía en Birkenau y Auschwitz es, digamos, sesenta veces más potente y profundo que Schindler´s List, El Pianista o cualquier otra holocaust movie. ¿Por qué? Porque es real. Porque no recrea. Recuerda.

                No pienso preguntarle a mi amigo por qué está escribiendo esta película. Él es judío, mucho más ortodoxo que yo. Presiento, para ser honesto, que no lo hace porque sea su labor, ni porque deseé exponer algo que no ha sido expuesto antes (todo ya se ha dicho). Lo hace porque en términos dramáticos, el holocaust movie es fácil y rudo: no hay villanos más cabrones que los nazis, no hay sufrimiento más brutal que el de los protagónicos judíos; vaya, ni siquiera hay que imaginarnos el universo en el que ocurre la trama. Ahí está, en el imaginario colectivo, y sólo hay que tomarlo prestado. It´s a hell of a ride.  Lo que sí puedo asegurar es que, si alguien algún día le dirige su guión, yo no estaré en la fila del cine.

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